“Pintar de blanco es no tomar ninguna decisión”


Palabra de arquitecto. Llamémosle “A”.

Esta frase la afirmó “A”, el arquitecto a cargo de la remodelación de la casa en uno de los jardines que estoy trabajando. Un arquitecto en sus 50, imagino yo, con mucho conocimiento constructivo y que parece cuestionar la repetitiva modernidad actual. Los clientes, por su lado, admiran ese estilo de arquitectura: muy de arquitectura suburbana submoderna. Sea lo que sea eso. De esas que, seguramente, vemos demasiado a menudo, de cubos blancos perfectos repetidos, con ventanas de perfil grueso de aluminio gris antracita y con acabados pobres de reflexión. Entradas, desde la calle, más bien dudosas. Con muros blancos (también) y cerramientos metálicos estándar en el mismo gris antracita (también). Cada municipio con su propio criterio y limitaciones, encima.

“Pintar de blanco es no tomar ninguna decisión”.

Durante un día frío de Febrero, “A” soltó esta frase a cuento de la charla que estabamos teniendo durante la visita de obra. Mañana nublada de invierno donde tomar decisiones finales de arquitectura y servicios. Los clientes no estaban presentes en la reunión y el constructor justo se había escusado un momento para antender al herrero. Parecía que “A” necesitaba compartir conmigo su larga batalla con los clientes, por encontrar un lenguaje propio del proyecto para la nueva arquitectura. Trazar el proyecto como algo especifico y no una, poco jugosa, casa blaca más. Los clientes no lo entendían. La querían blanca nuclear. Como en las fotos.

—-Las ideas preconcebidas son peligrosas, normalmente. Un proyecto requiere, y se beneficia, de una cierta flexibilidad. Decía Frank Gehry, “Si ya sabes lo que vas a hacer de antemano, entoncés, no lo harás.—-

No es que fuera un lugar con enraizadas preexistencias (más bien una casa más dentro de una urbanización alejada del nucleo urbano), pero “A” quería darle un enfonque más local y cálido. Con materiales como la cerámica natural para las celosías de puertas y ventanas, aplacado de piedra natural con un sentido coherente, detalles en madera y revestimientos con tonos cercanos.

En este caso estaba de acuerdo con “A” y ese ha sido uno de mis objetivos detrás del diseño de este jardín. Aportar calidez con materiales naturales y vegetación con tonalidades tostadas y profundos verdes. Centrar las miradas en el jardín y guiarlas a los puntos con amplitud de campo visual. Floración con malvas, azules y amarillos saturados. Colores tierra en otoño e invierno. Va para largo para verlo en todo su esplendor.

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Fotografía Oleh Kardash

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“Pintar de blanco es no tomar ninguna decisión”.

Es una buena frase pero me lleva a preguntas.

¿Puedo decir que, pintar de blanco es no tomar ninguna decisión, siempre? Creo que no. No voy a enumerar todos los pueblos blancos pesqueros con hermosas casa blancas que hay desde Cadaqués hasta Mojacar, cerca de mi amada Garrucha, en Almería. Blancas para rebotar la luz y captar menos calor, por ejemplo. Ni todos los proyectos de casas blancas que se asientan en el lugar como anillo al dedo. Hay muchos.

Es mi humilde opinión como paisajista amante del diseño.

¿Puede ser un arma de doble color? Es decir, ¿la frase obliga a pintar siempre con algún color que no sea blanco? Porqué, si es así, nos llevaría a desastres cromáticos? Para gustos, colores.

¿Conclusión? Entendamos donde vivimos. Sus alrededores, sus costumbres y su cultura. Sus materiales. Eso no significa copiar lo antiguo para mantener una estética temporal. Significa crear el futuro, apoyándose armónicamente en la herencia del lugar. Sin tener que inventar un rompedor estilo nuevo. Es un principio que sirve para muchas disciplinas y, además, envejecerá mejor.

Seguro.


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